El aura de los manifestadores es cerrada y repelente, ya que en su proceso creativo tiene momentos de reclusión y momentos de sacar a la luz sus ideas innovadoras y creativas. Su poder reside en iniciar y traer algo nuevo al mundo. No tiene un sacro definido pero sí tiene un centro motor conectado a la garganta, lo que le permite manifestar lo que necesita ser sacado a la luz. Cuando lo hacen desde la alineación, sienten paz.

Como los manifestadores son del tipo áurico más independiente, su forma de moverse alineado a su energía, que vaya en armonía con sus vínculos es informar antes de iniciar. De esta manera, pueden traer al mundo sus ideas sin generar resistencias ni fricciones. Su impulso viene del universo, pero deben hacerle caso a su autoridad y darse tiempo para procesarlo y comunicarlo a aquellos que recibirán su impacto. Una vez listos, están preparados para dejarnos a todos los demás impactados por su creación.

Cuando un manifestador se siente condicionado por los demás, impotente o incapaz de tener sus espacios de creación, pueden encontrarse en el no-ser, el cual se manifiesta como ira y enojo, además de todas aquellas emociones que pueden estar ligadas a estas (miedos, tristezas, verguenza, etc). Esto provoca que, además, no puedan generar el impacto que vinieron a traer al mundo. Darse cuenta y volver a sentirse en paz es beneficioso para ellos tanto como para las personas que los rodean.