Con un aura enfocada y absorbente, los proyectores vienen a guiar con su sabiduría y empatía únicas. Sin un sacro definido, por lo tanto, sin energía sacral propia, dan lugar a reconocer la necesidad de los descansos, de entendernos y acompañarnos en el proceso de de-condicionamiento. Pueden conocer a los demás en profundidad y entender qué necesitan. Su éxito reside en seguir su estrategia y autoridad y guiar desde la plenitud de su ser.

Los proyectores deben esperar la invitación ya que es importante que puedan sentirse reconocidos, no por su hacer, sino por la sabiduría innata que llevan en su esencia y que les permite conectar con los demás y vincularse en profundidad. Las invitaciones deben ser formales y específicas además de llenas de reconocimiento. Para confirmar que es una invitación correcta, deben escuchar a su autoridad, la respuesta reside en su interior. Esto es importante ya que su energía, limitada, debe estar dirigida a los lugares y a las personas alineadas a ellos.

Los proyectores sienten amargura cuando no se encuentran alineados a su esencia. El desgaste de su energía, la aceptación de propuestas sin reconocimiento o incorrectas, trabajar demasiado puede llevarlos a un estado de agotamiento energético y a perderse en un entorno que no los acompaña. Volver a sí mismos, a descansar, a tener su tiempo a solas para descargarse de energías ajenas es primordial para mantener el balance.